Me detengo en el abrazo del silencio,
cansada ya de analizar y de buscar el por qué
a cada vértice de mis movimientos.
Visualizo un pozo, donde suelo arrojar
gran parte de mis lamentos,
y a solas con mi yo
en su morada que es mi cuerpo,
se desnuda el alma y veo mi imagen
desdoblada en el espejo.
Se vacían los cantaros
y se llena la copa
de reciclados sentimientos,
me rodea la paz,
disfruto del instante de sosiego,
todo al detenerme
en el sereno abrazo del silencio
|