La luz de tu mirada traspasara
mi alma, que en tinieblas se moría,
y mi angustiada vida contemplara
de nuevo el sol, que en tu mirar traías.
Encendiste de pronto mis sentidos
tu olor los despertara, y en el tacto
de tus dedos sedosos, en mis oídos,
hicieron que volara a su contacto.
Disfruté el sabor de tus labios
en aquellos momentos anhelados
tan dulces, carnosos y tan sabios,
distinto por completo a los besados.
Mis ojos nunca olvidan aquel día
maravilloso que te hube conocido,
la luz de tu mirada me dio vida,
¡despertando de nuevo mis sentidos!
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