Y ardiendo queda mi fuego,
eterno y extemporáneo.
El deseo insatisfecho
ante distancia y ajenos,
no logró apagarse.
El espíritu reclama,
el espíritu exige el menester
de encontrarte.
En almas te buscaré,
perseguiré tu perfume,
fragancia de sutil amor,
incansable,
insondable,
no acabará su búsqueda.
Te encontraré,
en esta vida o en otra,
finalmente,
te hallaré ...
|