Yo me beso diariamente.
Y me abrazo al mediodía.
Me repito que soy fuerte,
repudio la cobardía.
Yo temprano en la mañana,
hago mis rezos a Dios.
Y esos rezos me engalanan,
dándome fuerza y valor.
Yo miro en la lejanía,
mil cosas maravillosas.
Disfruto con alegría,
del mar, la espina, la rosa.
Yo amo a los niños del mundo.
Y si existen otros planos,
con todo mi amor profundo,
¡también a ellos los amo!
Yo no logré disciplina,
para alimentar rencor.
Porque mi alma se inclina,
siempre a las leyes de Dios.
Yo me beso diariamente.
Y me abrazo al mediodía.
Porque si quiero a la gente,
¡más me quiero todavía!
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