Sublime la paz que deja huella,
que encanta con su magia
y marca la línea del valor
enardecido y firme en la palabra.
Tu corazón se ensancha
por esa bondad color marino
que navega dulcemente en mi ser
con banderas valientes
y mesura en el alma.
Sublime esmeralda que sueña
en todos los confines del verbo,
de la maravillosa quietud de tu belleza.
Sublime tú
que escarpas la vida,
que la amas y la cuidas
con tus manos de plata.
Silencio!!
Pasa la luna entre linos y seda,
para arrullarse en medio de las olas.
¡Silencio! es la hora de partir
al sublime cielo de tus besos.

Fernando Pérez.