Desde la más profunda
cripta de mis entrañas,
gritan desesperados
los deseos más impuros.
Tanto tiempo durmiendo,
abrumados por la niebla ,
y hoy se desnudan
como almendras en mis dedos,
se escapan de su nicho
en aliviados suspiros de aliento.
Pájaros enjaulados
solamente por cantar,
y no sirvió de nada,
no cesan sus ahogados lamentos
en este angustioso trinar.
Y mi corazón inquieto,
quiere acaparar
todo lo que está a su alcance.
¡Dios! Redímeme de mi pecado
que la voz del deseo impuro
no deja de reclamarme.
|