Te vi sola por la calle oscura
y quise seguir tus pasos,
ibas como alucinada y triste
solo por curiosidad quise seguirte.
Entraste en un portal,
allí te vi, llorar en silencio
¡y quise saber porque,
Entonces yo me enteré!,
allí tenias un hijo
Y que se estaba muriendo.
Pero al enterarme yo
entré para consolarte,
con lagrimas en los ojos
me dijiste que era un hijo del pecado,
¡y no me dejaban verlo
Por haberlo abandonado!.
No fuiste tú quien lo hizo
fue la sociedad ingrata,
¡te tuviste que ir lejos
Para tapar esa mancha!.
Pero en esos momentos,
eras tu muy necesaria,
¡tu hijo se está muriendo
Y por eso, allí tu estabas!.
Una madre, es una madre
Aunque te echaran de casa.
¡Yo quise hablar con tus padres
Pero no conseguí nada!,
ellos eran sus abuelos
que hicieron de padre y madre,
¡eran tiempos que la honra
Pesaba como una losa!.
Y como te vi tan sola
te llevé para mi casa,
dos años juntos vivimos
Un amor puro sincero.
Yo te pedí en matrimonio
y una boda, sin boato,
con esta boda pudiste
Tener a tu hijo al lado.
Hoy, la vida té sorie,
y yo feliz a tu lado,
¡el destino nos unió,
Cuándo yo, seguí tus pasos!.

Os lo brindo, y que sea, como un regalo de Navidad!.

Teresita Vázquez