Muy cerca la noche y mi
invierno el tiempo con
su manto ya me atrapa.
Las cicatrices de los
años mi rostro han marcado
la nieve del invierno
acariciando mi frente.
Dejando de esperar el
mañana viviendo hundida
en el pasado.
Los granos de arena del
reloj de mi vida van
cayendo uno a uno dejando
la cupula ya vacía.
Quiero pedirles mi último
deseo, que no me dejen
reposando en un angosto
nicho.
Cuando el tiempo implacable
definitivamente me alcance,
llevadme al cementerio abierto.
Ese que es cuidado
solo por angeles alados,
ponedme una cruz de piedra.
Rezad un último rosario
dejadme solo de recuerdo
una rosa blanca y un relicario.
|