Te diste en pasadas Navidades
a todos mis antojos soberanos,
poniendo en las alas de tus manos
el regalo de augustas veleidades.
En ese Belén de nuestro amor dilecto
surcamos el mejor de los caminos
que es la vida, a la que siempre fuimos
buscando en el cariño lo directo.
Directriz de comprenderte mía,
calor abierto de saberme tuyo
y tener por bandera el intelecto
de esa pasión arrobadora que porfía,
el as de oros de tu limpio orgullo
y mi exquisito amor... pluscuamperfecto.
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