Quisiera de Neruda los romances
de sus palabras con cimbreantes notas,
y de López Velarde las compotas
con su estilo de modernos lances.
Del bate Díaz Mirón el aguafuerte,
de Acuña su nostálgico nocturno,
de Lugones su golpe taciturno,
de Sabines su gusto por la muerte.
Transitar entonces, y de tal suerte,
por un mundo de soles y cometas
con Lorca traspasar las puertas,
y con Alberti el erotismo inerte,
con Pablo Neruda trasponer su suerte
y ser entonces el mejor de los poetas.
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