Caprichosa niña, vienes a mi
sometiéndome a tus caprichos...
Con tu mirada me seduces y
enamoras...
Con tus labios me enloqueces y
desvarío hasta abandonarme en ti...
Con tus manos me acaricias sutilmente
y siento la gloria de los cielos...
Caprichosa niña, te vistes de majestad
y quieres que bese el suelo por donde
vas a pasar...
Cual reina inalcanzable te quieres
comportar y los súbitos plebeyos
ni volteas a mirar...
Con indiferencia disparas a matar al
valiente caballero que te quiera cortejar...
¡Yo si tengo mi armadura y tu indiferencia no me llega a molestar!
¡Pues disparé primero y te herí de amor!
Conquisté tu reino y te di prisión,
saqueé tus besos y te robe tu amor...
Amor que me pertenece porque
me clavé en tu corazón...
Aunque lo niegues y trates de escapar
déjame decirte Caprichosa niña que hay
un amigo que siempre tiende a traicionar
es el corazón que se entrega sin pensar,
Se apodera de esos ojos y tu mirada lográ
desviar e insistentemente me viene a
buscar hasta que me llega a alcanzar
alborotando mis sentidos y mi boca
sólo desea besar tus labios que se
ofrecen con destellos carmesí...
Hasta una estrella pudiste bajar cuando
por primera vez mis labios
te enseñaron a volar...
¿Dime caprichosa niña que pretendes?
con querer obviar la realidad, acepta que
perdiste y cupido no te dejó escapar...
¡Que tu amor es sólo mío y nadie más lo poseerá!
Ya deja tus caprichos y dame tus besos
sabes que son sólo míos y no hay duda de eso... ¿Verdad?
Caprichosa niña, no te niegues más acepta
que te enamoraste y déjate amar...o
¿A quién quieres engañar?
|