Con la ventaja de comenzar a cuatro patas,
paso a paso
se van grabando los vestigios
que yacen en mi memoria.
Y tras mis pasos el camino
de oro e incienso
que anduvieron los momentos de gloria.

Ni el viento con su acordeón
en fiesta de feria furiosa,
ni el llanto del cielo con sus nimias lágrimas
de cristal afilado,
ni los segundos que sin piedad
han llenado de vacíos al tiempo
carcomiéndose las horas.

No han marchitado los pétalos de rosas
que aún florecen
en el jardín de las delicias,
fatigando con su aroma
a las punzantes espinas.

No sólo han quedado
angustias, tristeza y derrotas,
prevalecen en la lucha
las risas, alegrías y episodios de victoria.

Siempre buscaré los senderos de la vida
que me lleven a ver un rayo de luna,
la escarcha de media noche
o los colores de la aurora boreal,
siguiendo los brazos de las estrellas
me guía la alfombra estelar,
que en la mirada fugaz al cielo
con su brillo me festejan
y me invitan a soñar.

Y ahí van quedando, archivados en secuencias,
pequeños retazos,
formando bosquejos
que en mi pluma sangran,
los pensamientos del silencio
que en gritos de susurros
nacen suspirando
desgarrando piel y cuerpo,
y la frialdad los desnuda
dejando huesos descubiertos.

Después de navegar
mares mansos y furiosos,
después de caminar
campos, montes y desiertos pueblos,
sólo encontré un sentido, que me sirve de sustento
y es cariño mío
el amor que a ti te tengo.

Indark (shinning)