Estar rodeado de mis cuatro hijos
en estas Navidades tan hermosas,
trajo a mí los sonidos ancestrales
de fiestas muy lejanas y rumbosas.
El murmullo de pájaros cantores,
la lluvia que se cuela gota a gota,
el aroma de los bosques con sus rosas
y el vibrar de una marimba muy remota.
Son las voces de mi raza, la tuxtleca,
en sus lánguidas tardes musicales,
el aroma del pan, de la manteca,
el rojo de los lindos flamboyanes
y el tápalo "corrido hasta el huesito"
de mi hermosa esposa chiapaneca.
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