A la mente llegó el triste otoño
y a mi agonía, el último suspiro.
La muerte esperada ante mis ojos
y la mirada ciega, llamada al olvido.
Devuélveme la vida, no me olvides,
di que no en medio de esta bruma.
Sí, por favor, ven a mí y sólo dime
¡buenos días, sol, mar de espuma!
Amanece tú en mí, como un torrente;
no me olvides, devuélveme la vida.
Di que no, con tu mirar solamente
y llama al olvido a ésta, mi agonía.
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