Eres sólo una poesía sin terminar, ahí, siempre ahí.
¿Por qué será? Sólo tú acaparas y devoras el tiempo,
los latidos consentidos que bien despertaste en mí,
sin una señal de alerta ni sobrecarga de desconsuelo.
¿Qué me dirías tú, que eres una perla no cultivada,
sólo eso, una poesía sin terminar? Pienso en tí
y cuando te miro, observo un tiempo de esperanza,
una sola alma, la tuya, muy sola, ahí, siempre ahí.
No grites más, pues sólo eres una poesía sin terminar,
una perla no cultivada, acaparas y devoras el tiempo.
Eres punto de origen, letras sin fecha de caducidad,
mis latidos consentidos y sobrecarga de desconsuelo.
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