ELEGÍA CUARTA
(Escrito sobre un recodo del Puente Colima)
Aquí he visto pasar los grillos
Que el Lempa levanta en la noche
Cuántas veces pasamos este paraje con luciérnagas
Con tanques y ametralladoras y M16 y AK47
Y siempre salvamos nuestra fragilidad humana
¿Qué aprendimos de aquel tiempo que pasó encima
De nuestros cuerpos y sueños?
Aquellas batallas no sé si las ganaron o perdieron
Nosotros si perdimos aquel resplandor de la luz
Que el viento peinaba en nuestras cabezas
Perdimos el arpa de los sueños
Perdimos los ojos de la luna
Perdimos el libro subterráneo de las emociones
Perdimos la gracia de reventar campánulas
Aun con el riesgo que nos producía la muerte
Y las esquirlas que llovían como estrellas
Pero la guerra pasó con su ardiente noche
Pero qué de nosotros que nos montamos en caballos de olvido
Qué del galopar sobre el río de los anhelos
Nada quedó porque huimos: ni los golpes de artillería
Aunque nos alcanzó su prostituida pólvora
Nos alcanzó su sangre diluida
Nos alcanzó su vaho de niebla espesa
Ahora las ventanas se confortan con tu ausencia
La yedra creció en la espera como una barba desordenada
Hasta formar “falsas ventanas”
“Tal vez nuestra única felicidad sea la de haber vivido”
Entre los rigores de la hojarasca
Muriendo entre gente descalza
Para sentir las baldosas de la vida
Ahora desde las latitudes de Whitman
“te veo descender con tu ropa oscura,
Empolvada, por el largo paso de la espera
Y sojuzgamiento. Vienes hacia mí,
Llamándome por mi nombre de guerrero,
Y oigo sonar las sílabas
Rotundas y embriagantes.
De retorno llegas, avientas de mi rostro
Toda la nostalgia sin sentido,
Alegre y ardiente. Me miras lenta
Debajo del sol y flotas
Quiméricamente solitaria y aturdida”.
La vida es todo esto que nos gastamos
La vida es todo lo que nos queda:
Gritos convertidos en espinas y labios extenuados
Por el dolor sordo del respiro
La vida es todo lo que nos queda:
Los párpados cerrados sobre el musgo de la almohada
Y la noche que muerde mariposas mudas…
Barataria, 26012004.
|