Ella no te envía carta.
Ni te avisa cuando viene.
Cuando pasa por tu casa,
la felicidad detiene.
No te envía telegrama,
ni escribe en la Internet.
Viene, cuando tiene ganas,
y nunca explica por qué.
El teléfono, lo ignora,
ni una llamada siquiera.
Pero justito a la hora....
y cuando menos lo esperas.
Llega con apuro urgente,
y te arranca de este Plano.
Es nuestra amiga, la muerte,
¡y eso, que te quede claro!
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