Se cubrieron con caretas las caras
y los corazones con ritmo de sambas
hicieron vibrar la piel bronceada
mientras la luna quedaba exhausta
vaciando sus lagos de plata
sobre un Santa Cruz
que rezuma mágia.
El mar agita su calma
convirtiendo sus olas
en serpentinas blancas.
¡Murgas!, ¡Rondallas!
Y un río de mujeres guapas
con miradas de fuego
que al hombre abrasan,
con sangre en las venas
como la ardiente lava
van corriendo las plazas
y las calles empedradas.
Mascaritas misteriosas
se convierten en tu sombra
caretas de muerte
de arlequines y payasos
dan un toque veneciano.

Disfraces de colorines,
de muñecas bailarinas,
brujas y monstruos verdes,
¡Comparsas y más comparsas!
Al ritmo de color y samba!
¡Alegría, desenfreno!
Hace que se contagie
el alma del forastero.
¡Carnaval de Santa Cruz!
¡Único en el mundo entro!
Tiene un solo corazón
el que le pone el pueblo
¡El que siente el forastero!

Mercedes A. Alexandre