Dioses del Olimpo, grandiosos seres,
de fastuosa y gran magnificencia,
dadme siempre a nombre de la ciencia
de la olímpica flama los poderes.
Poderes incomparables, bellos,
como el rayo de Zeus, omnipotente,
la fuerza del mar ambivalente
y del cielo los lúcidos destellos.
Destellos que en el mar son de Neptuno,
en el cielo de Selene bella,
en el firmamento de cualquier estrella
y en la Tierra de la diosa Juno.
¡Venerados dioses de la antigua Grecia!
De Zeus pido su acendrado celo,
de Hera el cándido himeneo,
de Poseidón su tormentoso mar.
Quiero de vosotros la sapiencia,
del guerrero Hermes su pie alado
y contar con Eros, el mimado,
por su gran capacidad de amar.
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