La noche me llevaba en sus talones,
deambulando con rumbo a ninguna parte,
se embriagaba mi cuerpo en sus pasiones,
y mi vista se deleitaba con la luna
que viaja acompañándome
en la bóveda oscura y resplandeciente,
por una danza de estrellas,
que en cada paso llenan mis sueños de locura,
regalando en mi boca mieles bellas.
Y ahí, soñando despierta,
siento que mi alma surca el vuelo,
encontrando en el viaje una sutil pluma,
que acaricia mi alma levantándome del suelo
y libera mi espíritu de estresantes cadenas,
cadenas que limitan mis ansiados deseos ,
de sentir la libertad, sin prejuicios ni mala conciencia.
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