Que no sean tus besos el puñal oscuro
para asestarme la fatal herida,
ni tus labios el zodiacal impuro
por donde corra sangre, de mi vida.
Quiero de ti, la señal edificante,
tus sonrisas, el manantial seguro,
tus miradas, el signo de tu instante,
de nuestro amor lo virginal y puro.
Y en esa fiesta con paz y con sosiego
deshojaremos blancas margaritas,
pues si como dicen, el amor es ciego,
viviremos con el néctar de tus besos
y alabaremos las secretas citas
en el fragor de todos mis excesos.
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