Busco las sombras de la noche y hastío
En ocaso puro y combate fiero;
busco el valor del llameante caballero
Que espolea claridades en lo negro.
Pero sólo encuentro el vacío.
Un corazón que muere sin claridad,
y haber estado vivo y no amar;
y sentir lágrimas de polvo y frío.
Más busco morir encarnizado
a duelo con la locura de Pegaso.
Derramando roja sangre Ateniense,
y bajar a hasta la puerta del infierno,
para pelear con Satanás hasta la muerte.
Y que no quede nada o talvez quede
algo de mí todavía estando muerto.
Y si es así, que sea luz, más allá
del dolor y la dicha, sea solo el mar
de vida y claridad, de verdad pura.
Quizás resucite aun despierto
más allá de la muerte y de la bruma.
Y así sentir la nobilísima empuñadura
de la espada flamígera de Arjuna.
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