¿Cómo pueden amarse el cielo y el mar
sin poderse tocar?
¿Y la luna y el sol,
con sólo el resplandor?
¿Y la noche y el día?
¿No se complementan cual melodía?
¿Cómo pueden?...
¡Pero se quieren!
¿No se aman acaso el rocío y la rosa
en conexión tan hermosa?
¿Y comunión tan divina
del aire con la vida?
Y el exquisito beso
del colibrí con la flor...
¿Qué es eso?
¿No es sublime amor?
¿Acaso no hay amor más hermoso
que el de la tierra y la semilla,
que en sagrada unión
y callada pasión
forman una nueva vida?
Amores tan sutiles de nuestra creación
son ejemplos sublimes de lo que es el amor;
están por todas partes, cada día lo vemos:
el amor, que es un arte, ejemplo tan supremo
Y ni aún así, en el mundo,
se logra compartir
ese amor tan profundo
para un mejor convivir
Poniéndole barreras
a nuestra alma infinita
que solamente nos quita
ser feliz en la tierra,
y nos impide, además,
poder ver claramente
lo que se debe dar,
que es querer simplemente
Con el más supremo amor,
el de nuestro Creador,
deberíamos aprender
solamente a querer....
¿Qué será lo que debemos aprender?
¿Que debemos amar para vivir,
o vivir para aprender a amar?
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