Esos suspiros
que se quedan enredados en el pecho,
fieles testigos
de ese corazón maltrecho
Se quedan en el alma oprimidos
viendo como la melancolía
se hace dueña de ese corazón dolido,
que sólo añora escuchar una dulce melodía
que logre sacar de adentro esa tristeza,
y le haga palpitar de nuevo en alegría
y apreciar de la vida la belleza
Duele suspirar en la tristeza,
por el amor,
como debe doler en el olvido,
o en la indiferencia,
o en el amor prohibido;
igual es dolor ante la ausencia
Presencia callada en el alma
es el dolor que añora la ilusión,
que añora el amor.
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