Ser que acaricia el más sublime amor en las entrañas
y que baña,
los senderos por donde han de transitar sus niños
con esas flores esparcidas con cariño
y las riega con lluvia que ha pedido al cielo:
los más tiernos te quieros,
que siempre anhela el corazón del asustado niño,
que sólo desea descansar en su regazo
y disfrutar del más amoroso y tierno abrazo.
Porque en la obscuridad de la noche, el amor
de la madre será la luz de su corazón,
tendrá seguridad y no sentirá temor,
dormirá tranquilo
cuando sienta su cobijo,
y sentirá que puede tener
los sueños más lindos
y el más bello amanecer.
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