Te agradezco mi Dios todo lo que me has dado
Te agradezco la dicha, la vida, la salud.
Te agradezco las penas que he pasado
porque siempre a mi lado ¡has caminado Tú!
Dándome fortaleza alzándome en tus brazos,
cuando mis pies perdieron la fuerza para andar.
Cuando todo en mi vida se volviera ocaso,
Tú fuiste esa luz que me hizo continuar.
Te agradezco Señor, que me hayas ayudado,
porque en medio de mi alma aunque nadie la ve
conservo firmemente la virtud que a mi lado
junto a mi caminara, mi inquebrantable fe.
Esa fe que me ayuda a seguir adelante
sin que jamás me rinda ante la adversidad.
Esa Fe eres Tú, dulce Príncipe amante
del amor, la esperanza, y la divina paz.
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