Retumban todavía,
aquellos dias tristes,
que robaron con saña,
la parte más noble de la tarde.
Tus ojos, tu mirada,
implacable, amenzante,
se erigió entre las sombras,
y se hizo presente, abominable.
Me robaste la luna,
su cristal,
el lago de los sueños,
la parte más azul del arcoiris,
¿En que me has convertido?
Tu corazón de hielo,
vengativo, altanero,
me regaló una ausencia,
que me ahoga en silencio.
Te llamé por tu nombre,
y por respuesta,
recibí la más esquiva de las dudas.
¿Cómo pudiste equivocarme tanto?
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