Como aurora florecida, tu mirada
en mi profunda noche relucía,
como fugaz estrella penetraba
y en mi alma se escondía.
Pero una gota de rocío imaginaba,
en el pétalo marchito de la vida,
como amante sombra de una lágrima
que en mi rostro se mecía.
Mientras la luz de mis sueños,
el silencio de la noche estremecía
el ruiseñor con su canto apagaba,
una triste soledad en su aire envolvía.
Un suspiro y un lamento, me ahogaba
un sentimiento en mi pecho se encendía
ardiente de fuego, por su llama,
llama que en los sueños, se dormía.
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