Un da cantando estaba
la joven con su guitarra
como la bella cigarra
siempre cantaba, cantaba.
Toda la gente pensaba
que se senta dichosa,
cantaba la caprichosa
al amor que no tena
y su cantar no poda
consolar a la preciosa.
Transcurren los das, cuntos!
horas, minutos, segundos,
pareciera que a otros mundos
la nia va con sus cantos
y nadie oye sus encantos.
De pronto escuch una lira
era un doncel que la mira
y le dice con sus versos,
nia!, yo te doy mil besos
porque mi alma te admira.
La hermosa con embeleso
se llen de alegra
y al ver que le sonrea
pein su cabello espeso.
Aqul muchacho travieso
rob un beso a la doncella,
se ruboriza la bella
y de amor ya es prisionera,
beso que por vez primera
un grande cario sella.
MONSERRATT CASTELEIRO CABALLERO
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