Como el dolor de un ave en agonía
eres la piel de un ángel hechizado,
como lejana y suave melodía
un embrujo que vive enamorado.
Así siempre, mujer encantadora,
la limpia brisa de mi amor ardiente,
serás la bruma, alma ensoñadora,
la mies y vida de mi ser doliente.
Como la gota, como toda el agua,
eres los soplos de la nube fresca,
como rojo carbón entre la fragua
iridiscente luz que se refresca,
como el aluvión de olas de tu enagua,
eres paz y también funambulesca.
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