Sombra del país (I)
Sé cuánto pesa la Esperanza en mi País,
Y la libertad asida de mis manos;
Sé caminar por los senderos de la noche;
Atajar las piedras es saber el camino de la aurora.
En esta pequeña aldea donde vivo,
Se conocen desde lejos los párpados: El corazón
No tiene inocencia Se salva el que puede.
Muere el que desnuda las playas de su desafío.
Vive mientras no crea en la justicia,
Ni en las seguridades de la certidumbre.
Este País fue hecho prohibido para el olvido;
Pese a lo despiadado y cruel, lo llevas en la memoria.
Nadie te conoce aunque arranques a pedazos el aliento.
De repente, alguien te cimbra un arpón de soledades;
Esto porque te consideran un conspirador de la noche.
Y así no entras. Tampoco te cambian la esperanza:
Tu intensidad resiste. Es más fuerte que esa herida
Que muchos llevamos en el alma…
21112004
|