Amanece poeta, quien como tú,
su sangre y su numen engalana
con el rocío de la flor hermosa
como ventisca que corre en la mañana.
Amanece poeta la dulce rosa,
la fuente fresca y pajarera,
la dama hispana y primorosa
que adorna con sus rizos la montaña.
Amanece poeta el niño rubio,
el indio triste que interpreta
con sus ojos serenos la pobreza
enternecedora y débil del planeta.
En fin, amanecen poetas: el cielo,
el mar, las costas bañadas por las olas,
sus resacas, las arenas del desierto,
las cascadas y hasta la niña enamorada.
Amanece poeta el farol de las esquinas,
la estela del cometa y la cueva sin luz,
la garza de plumaje blanco y terso,
la serena ansiedad y el universo.
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