¡No quiero enredarme,
ni perder el piso!
Y es que siento elevarme,
al sentir tus hechizos...
Me hechiza tu boca,
de eterna sonrisa,
boca que troca
en calma mi prisa.
No quiero enredarme
en tus besos tan tiernos,
ni tampoco aferrarme
a la miel de tus senos,
pues tanta dulzura,
me tendría inquieto...
y sería una tortura
guardar el secreto.
Porque si pudiera amarte
a plena luz del día,
formarías parte
de mil fantasías.
Pero creo entender,
que no sería bueno,
que podemos perder,
lo más, por lo menos.
Mejor como amigos,
yo sé que tú puedes,
cuando estés conmigo,
recoge tus redes,
pues sería funesto
si llego a caer,
sabiendo que lo nuestro,
jamás podría ser.
No quiero jugar,
mucho menos con fuego,
podría empezar
y arrepentirme luego,
porque ellos ahí están,
elllos llegaron primero
y donde manda capitán
no gobierna marinero.
Por eso te pido
que me hagas a un lado,
ahhh... Y dile a cupido,
que yo soy casado,
porque aunque te sientas libre,
no es por ahí la cosa,
si de algo te sirve...
Yo amo a mi esposa.
Por eso te digo,
que intentar, sería en vano.
Que cuentas conmigo,
si necesitas mi mano,
pero no la tomes, con pasión, ni ternura,
porque la carne es muy débil,
aunque el alma sea dura.
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