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Se me quema el alma....

Se queman los montes
de España, Guadalajara,
hoy se me quema el alma,
con solo ver sus gentes,
su rostro, su mirada,
miedo, el horror en su cara.

Algún anciano dirá llorando:
dónde busco yo ahora una rama?
esas que me cobijaron antaño,
bajo el sol del caluroso verano.

En dias de tormenta, abstraido
el arco iris contemplaba
mientras recogia el gaban,
hacia su casa regresaba,
cuando el temporal amaina.

Solo hay tierra y alma quemada,
viendo sus bosques milenarios
como las las llamas los arrasan,
y lucha incesante que no apaga.

Jovenes y ancianos mueren ahi,
trabajando con gran esperanza,
atajar el fuego, el dia pasa,
trabajando con lo rudimentario,
como simples aperos de labranza.

Dónde estan los politicos? llegan,
la gente está dolida, crispada,
una visita en el dia .de.
es perder tiempo, no arregla nada,
ni el inmenso dolor de las familias,
y menos la zona debastada.

Que desastre, trabajo en vano,
pronto buscamos culpables,
la cabeza entre las manos,
maldecimos, rogamos,
puños y dientes apretamos,
falta de prevision?
quizás un error humano?
ya no hay solucion
para remediar tanto daño.

Y una pregunta constante, latente,
¿dónde está la gente?
¿habrá alguna baja?
¿donde los bomberos?
elicópteros!!! a qué aguardan?
¿qué demonios pasa?

La gente huye despavorida
abandona sin nada sus casas,
esperando un milagro,
apagar el fuego sin agua.

Autoridades reunidas
de Molina y Maranchón,
pueblos de gentes curtidas
pero nunca preparadas
para tan grave ocasión.

Desolación y tierra quemada,
muchos se preguntan:
¿cuando volverá a estar poblada?
lloran al contemplar su entorno,
y no conciben que eso pasara.

La gente profesional, voluntaria,
acaso sabian de cortafuegos?
escuchaban la palabra?
esa que por años de experiencia,
sabe cuando sopla el aire y amaina.

Amigo mío, estoy triste contigo,
pero la naturaleza es sábia,
sonde solo quedan rastrojos,
brotaran árboles de nueva sávia.

Quizás tu no lo veas ni disfrutes
de sus frondosas sombras,
de pinos, encinas, o retamas,
quizás tus nietos algun dia digan,
aqui mi abuelo corria, leia, paseaba,

Amaba esos bosques
que hacía veinte años pisaba
crecia viendo cada arbusto,
y por ellos lloró su alma.

Lloró por volver a ver
sobre la copa de los pinos
esa preciosa niebla blanca,
con el rocio de la mañana,
o admirar tras ellos el ocaso
de una tarde dorada.



gaviota frágil

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Publicado el: 19-07-2005
Última modificación: 00-00-0000


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