¡Que complicado es amarte!
(No. Perdón... Creo que me expresé mal)
¡Es maravilloso amarte!
Pero a veces es fatal.
Y es que me siento en la calle
cuando pienso en tu regalo,
que seas reina del detalle
eso, para es mi es muy malo.
Porque querer igualarte,
resulta algo terrible.
¡Ya no digas superarte!
Eso es... misión imposible.
Porque ¿Qué se le da a una reina
que no te exige fortuna?
Quizá una azucena
o un rayito de luna.
¿Qué se le da a una reina
que no te exige un castillo?
Quizá un humilde poema
que sea grande por sencillo.
¡¿Qué se le da a una reina
que no te exige un tesoro?!
¡Pues algo que valga la pena!
que no se compre, con oro.
Una pulsera de lata,
¡Una rosa de papel!
O quitarme la corbata...
En la intimidad de un hotel.
¡Caramba!, que buena idea,
ya sé lo que voy a darte.
Cierra los ojos, no veas...
Mi regalo es... ¡Adorarte!
Arrancarte una sonrisa
amarte y volverte a amar,
despacito, así, sin prisa
y sin querer terminar.
Y en este mundo irreal
(al que te estoy invitando)
verás que lo material
a veces sale sobrando.
Por eso ten tu regalo,
¡Es de lo más honesto!
Si no te gusta..., ¡dalo!,
pero escucha esto:
Que para el próximo año
(perdonarás mi cinismo),
aunque me juzgues tacaño
voy a darte..., ¡lo mismo!
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