Me quedé con tu mirada,
beso y abrazos apresurandos,
yo escondiendo mis lágrimas
y tras las gafas rodando.
Asístame cielo y tierra,
pues tanto mal no he hecho,
solo regale mucho amor,
ya no queda nada en mi pecho.
kilometros de carreterra,
los testigos mas discretos,
no le era extraño mi llanto
por alguien que amaba tanto.
Puerta y paredes tan anchas,
pedian permiso a mi alma,
no sabia si franquearla,
o permanecer siempre cerrada.
Habia perdido su encanto,
todo lo mio resulta ajeno,
te buscaba, no estabas,
increiblemente te llamaba.
Encontré tu libro, lo besé,
buscando tu olor allí abrazada,
desmoronada en mi lecho,
sollozando sobre la almohada.
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