Que mis dedos piensen por mi,
en esta noche larga, de llanto,
que el teclado asuma la culpa,
de porque te he amamdo tanto.
Que mi mente se nuble,
si no recuerda tu beso sagrado,
que mi cuerpo se hiele,
si ya no espera a su amado.
Que las paredes me encripten,
y me quiten de pensarlo en vano,
porque si estoy fuera de el,
para qué quiero vivir yo tanto.
Que la noche me cubra con su manto,
aunque siga pensandole y delirando,
llorando por su ausencia,
y en mis lagrimas su imagen dibujando.
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