Ayer fue un lugar en mi destino,
el amor que vino complaciente,
los pasos que anunciaron peregrinos,
las luces que marcharon al oriente.
Te suplico una vez más que no lo olvides,
y siembres en tu ser un pensamiento,
sin que tiemble el silencio en esa mente,
que sentencia tinieblas en la muerte.
Nada me regaló la santa causa,
que quiso se salvaran las murallas,
nada me trajo aquella ausencia
mas que miedos,dudas rotas y simiente.
Hoy me siento indultado por la vida,
y reclamo la luz como argumento,
destierro de mi ser la mala sombra,
y pido redencción al firmamento.
Recurrente el amor que a mi me asalta,
destilando palabras elocuentes,
retórica imparable hace sus cuentas
y doce campanadas me lo muestran.
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