Ayer te vi con otro
y triste me quede
fue tal el desengaño
que perdí la noción
en donde estaba.
Y fui tan tonto,
que todo lo creía,
con tu cara de niña
a mí me confundía.
De ahora en adelante
seré más cauto,
que nada me sorprenda
¡ Pues la vida es ingrata!
y hay que tomarla así.
Yo sufriré en silencio
que con tu cara de ángel
me engañaste muy bien,
“que bien lo hacías”
una niña, inocente parecías.
“ Pero la vida sigue”
con la lección que tu me has dado,
me ha enseñado aprender
y las gracias te doy
“por la lección que recibí”
vale la pena sufrir este zarpazo;
me enseñará a vivir,
después del desengaño.
|