Suspiraban las olas con su aliento
profundo en la languidez de la tarde
la voz del mar, vívido pensamiento
iba haciendo de su rugido alarde
La tristeza ahogaba el sentimiento
y hacía congelar como un cobarde
al crepúsculo que, en manos del viento
volcaba ese calor que por siempre arde
Languidece el ocaso adolorido
acariciando al mar en lontananza
ahogado, perdiendo su colorido
Sabía que jamás habría una alianza
entre el mar y su apagado latido...
La noche ya ocultaba la esperanza
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