Siento que me voy marchando,
el aire de otoño se me lleva,
sin unos abrazos tiernos cerca,
sin besos que me enternezcan.
En solitud y penumbra ando,
buscando mi lugar en la tierra,
un bosque lleno de hojas secas,
me cubren, que de mi nadie sepa.
Y si al pasar algo de mi vieran,
dejenme reposar tranquila,
yo busque esa callada senda,
oscura, solitaria, que no se vea.
Sumida en el dolor, ignorada,
mas allá de lo que humano pueda,
sigo respirando hondo y pausado,
bajo aguas de lodo, ribera seca,
delirando por una fuente fresca.
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