¿Cómo no sufrir? Nos enlutó el viento,
el mismo que por ambos gime y llora
las penas nacidas del silencio
y los pesares bruñidos por la aurora.
¿Cómo no sentir momentos tan amargos?
Desventura más triste que la muerte,
la de mis naves surcando por los lagos
bañados del acíbar de mi suerte.
Es la vana ilusión, tal vez tardía,
de deshojar el corazón en besos
y ver la noche convertida en día
con el luto de todos mis excesos.
Es el luto del viento, es la montaña,
el presagio absurdo de perderte,
es el miedo de marchar mañana
sin agotar el tiempo de quererte.
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