Al año de haber dejado de tomar
Y ya en proceso de recuperación
Yo les quiero a ustedes relatar
Un suceso que helome el corazón.
Un hombre joven que acudió
A donde yo prestaba mis servicios
Al parecer en mí reconoció
Al borrachín cegado por sus vicios.
A la insistencia tenáz de su mirada
Me le acerqué para inquirir si lo sabía
Y él respondió con voz entrecortada
Que a un anciano tomador me parecía.
Agregó que al borracho del que hablaba
Su “Palomilla” apodaba “La Llorona”
Pues arrastrando su miseria este gritaba
El nombre tal vez de una persona.
Un algo inexplicable presentí
Al escuchar esta parte del relato
Y con vehemencia le insistí
Terminara, lo cual hizo en el acto.
El nombre que aquel ente profería
Aullando como bestia que se acosa
Angélica, parecía que el decía
Y señores...Angélica es, mi esposa.
18-IX-74
|