En mi país, en mi patria,
quien aquí esté puede verlos,
hay miles que diariamente
las calles van recorriendo
en bicicletas, con carros,
o en camiones siempre llenos.
Son hombres, mujeres, niños,
la otra cara de mi pueblo,
ciudadanos olvidados,
de ocupación: Cartoneros.
Los ves abriendo las bolsas
de basura y revolviendo;
buscan papel o cartón
que separan con esmero.
Y sus carros van repletos
del tesoro que adquirieron:
pilas de diarios, revistas,
de cajas, de libros viejos.
Me es imposible mirarlos
y no imaginar al verlos
que en mi país cada día
está más cerca el momento
en que suenen alarmantes
las sirenas de bomberos,
pues donde hay mucho papel
tarde o temprano hay incendio.
Quiera DIOS que me equivoque,
que sea un mal presentimiento
sin sentido y que el cartón
que juntan los cartoneros
no se prenda fuego nunca,
que se transforme en aquello
que todos necesitamos
abrigo, salud, sustento,
y se lean buenas noticias
en tu papel, cartonero.
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