Bendita sea la niñez
Que inunda todo con risa
Y alegra todo a la vez
Sin trabas ni cortapisa.
Bella edad llena de encanto
De ilusión y fantasía
Que no conoce el quebranto
Ni de noche ni de día.
Bendita la juventud
Con su pujanza y orgullo,
No acepta la esclavitud
Y cielo y tierra es muy suyo.
Edad que no ve barreras,
Tira y construye castillos
Y de montes y praderas
De algodón ve los zarcillos.
Bendita la madurez
Que ve crecer a los hijos
Que prueba la solidez
De sus desvelos prolijos.
Que busca en todo momento
La plenitud de su casa
Y aplica vida y talento
A lograr tan noble causa.
Bendita sea la senectud
Con su jardín de recuerdos,
Que entrañan la gran virtud
De amar con impulsos tiernos.
Cada momento en la vida.
Está llenos de esplendor
La llegada y la partida
Con dicha, llanto y dolor.
26-IX-90
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