La poesía es casi un parto perfecto,
también la mejor de las terapias,
la eclosión del universo
y la sumisión de las borrascas
en el valladar de un beso.
Es la mano amiga que se posa
en la ortiga silenciosa y agreste,
la mullida soledad en donde caen
los copos de las nieves tormentosas.
La poesía es un fantasma sin destino,
un grito muy ortodoxo, es religiones
y el suave agridulce de los montes
anunciados en mil cumbres portentosas
y en las dunas profundas del silencio.
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