Cuando era niño, Señor,
Lloraba en mi fantasía
Por el tremendo dolor
Que tu pasión te infligía.


Brotó tu sangre preciosa,
Te vejaron y escupieron
Y a una muerte ignominiosa
En la cruz te condenaron.

Entre mil torvas miradas
Tu cuerpo martirizado,
Tus santas manos clavadas
En ese tosco madero.

Y a pesar de tu dolor
Al Padre perdón pedías,
Entregándoles tu amor
A aquellos que te ofendían.

Pero hoy de hombre
Ya comprendo
Que soy yo el que te vendo.

Que yo soy el que te niego
Que en el pecado, Señor,
Soy quien te escarnio y ofendo.

Yo soy quien te crucifica
En ese tosco madero
Que yo soy el majadero.
Y tu mi dulce Jesús
Ruegas al Padre por mi,
Yo quiero cargar tu cruz
Pues yo soy quien te ofendí.

Semana Santa 1990

JORGE VILLEGAS Y DAVILA