Crear, es como morder el polvo del tiempo,
o llevar una semilla de girasol en la boca
y entrar a un laboratorio por la puerta de la nada.
Darnos el placer de generar un alma
en la noche infinita de mil besos
sin rozar siquiera la luz del universo.
Crear, es tocar con viva mano la inmensidad
de los océanos y no sentir sus tempestades
y hundirse juntos entre sus tibias aguas.
Indivisible visión de un cheque en blanco
firmado sobre unos muslos cálidos y tiernos.
Eso es crear con pasión… un mundo terso.
Crear, es la explosión rotunda de todo el amor,
la estremecedora ilusión de caber
en las células microscópicas de dos cuerpos.
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