En un pesebre bendito
donde la humildad reinaba
testigos la mula y la vaca
nacía el Divino Niño
lleno de amor infinito
El viento delicadamente soplaba
sobre los árboles arrullando
con las notas celestiales,
los pastores se encontraban
en el campo a las ovejas cuidando,
que muy tranquilas pastaban,
cuando notaron los signos especiales
Energías luminosas del cielo bajaban,
hermosos Ángeles que anunciaban
la llegada del Salvador
que entregaría al mundo su amor...
esa llama que jamás se apagaría
y que por el mundo siempre iría
tocando cada rincón
haciendo tantos milagros
para que cada ser
lo sintiera en su corazón
enalteciendo el querer
por un mundo siempre mejor
Y los reyes luego llegaron
siguiendo la inconfundible estrella
encontrándolo allí acunado
en los brazos de su Madre
y por San José cuidado;
entonces con humildad lo alabaron
Tantos signos señalados
que aún no hemos interpretado
¡qué importa lo material!
el alma será especial
si permite en ella morar
el amor desinteresado.
Si la dejamos alumbrar
con el infinito amor
y en nuestro humilde corazón
será eterno el nacimiento
manantial que desde el alma brota
con el más noble sentimiento.
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