Sonrisa dulce y profunda,
alegría sutil que emana,
esa mujer que quiere y ama,
profundamente con el alma.
Es imagen de una diosa,
tan bella y tan delicada,
como las flores que le ofrecía,
cada vez que él se acercaba.
De la caricia de su misterio,
surgian inmensas llamas,
pero no miró él en sus pupilas,
cada vez que la miraba.
Tan solo el amor y el recuerdo,
son la semilla del arbol,
de la eternidad.
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